sábado, 17 de abril de 2010

En el letargo de los pensados

Remo nació muerto. Muere día a día en la inacción de este letargo que lo ata a su irrealidad.
Sin embargo recuerda haber vivido, recuerda haber pensado.
No hace tanto tiempo, apenas una eternidad.
Hoy es pensado por otros, por quienes ayer lo consideraron un enfermo y hoy le escriben objetivamente su destino.
Ya no queda espacio para la subjetividad de la razón. Pero en Remo el ardor de la esperanza burla sus más hondos recuerdos. Tal vez, algún día, su locura lo salve.

La Condena de Caín

No hay comentarios: