lunes, 20 de octubre de 2008

La búsqueda de lo intolerado

"El mecanismo más eficaz para el control del pensamiento en las
sociedades
democráticas consiste en la limitación de lo pensable, que se
logra por medio de
la tolerancia del debate, incluso del fomento del mismo,
aunque sólo sea dentro
de límites adecuados" – Noam Chomsky

Esa mañana desperté con ganas de gritar pero ya no me acordaba cómo. ¿Hace tanto tiempo fue la última vez? En las últimas semanas, los últimos meses, años, había estado debatiendo, discutiendo; había repetido ideas que rondaban mi cabeza con moderadas diferencias que mi moral me mentía como radicales. ¡Pero hace cuánto que no gritaba! Simplemente no recordaba cómo. Fueron estas ganas las que me hicieron ver que hasta entonces no había pensado en un cambio serio, en un cambio tan profundo que realmente me perjudicase. Los debates, discusiones, su acumulación, llevan a ese cambio. Pero necesariamente deben estallar en un grito que lo proclame. En ese grito que ya se me confunde y no estoy seguro de alguna vez haber pronunciado.
Ya hace mucho tiempo de esa mañana. Todavía no aprendí a gritar. Sin embargo, desde entonces, mi búsqueda finalmente fue sincera. Finalmente comprendí que mi grito se encuentra encerrado detrás de los límites de todo lo “bueno” y “sano” que rige la sociedad. Hoy, el realmente estar buscando ese cambio, el saber que lo deseo profundamente y no como una máscara que me proteja de mi mismo, es lo que me empuja, irreversiblemente, a la búsqueda de lo intolerado.


La Condena de Caín

jueves, 2 de octubre de 2008

(...) El resultado es una suerte de generalizado relativismo ideológico y filosófico: las ideas y las representaciones, como las mercancías, no son ni buena ni malas en sí mismas, sino que se colocan mejor en el mercado según la ley de oferta y la demanda. Así queda bloqueada toda posibilidad de determinar una jerarquía de legitimidades, y mucho menos una legitimidad última, una imagen universalmente válida de la verdad sobre el mundo o la sociedad. Esto tiene un aspecto sumamente positivo en tanto impide la absolutización del pensamiento y el dogmatismo sustancialista. Pero desgraciadamente, este es un aspecto muy subsidiario: lo dominante es que el mencionado relativismo impide la construcción de ideas de legitimación alternativas a las ya existentes en un mercado saturado; paradójicamente, la legitimación ideológica del postmodernismo consiste en que no hay ideas completamente legítimas: en un mundo sin más fundamento que la libre circulación de las ideas-mercancias en el mercado, sólo es posible juzgar por la eficacia de los resultados (las mejores mercancias son, como se sabe, las que mas se venden) y no por la consistencia de esas ideas para construir interpretaciones - por lo tanto modificaciones- de la realidad. El pragmatismo del pensamiento sustituye, en estas condiciones, al pensamiento crítico que procura analizar en profundidad y con lucidez los malestares de la cultura y la sociedad, y el sometimiento conformista a las hipnotizantes imágenes fragmentadas de los medios de comunicación sustituye a la reflexión y a la duda metafísica sobre las imperfecciones del mundo.

Fragmento de "Las Formas de la Espada"
Eduardo Gruner (sociólogo argentino)