miércoles, 9 de diciembre de 2009

Remo - Baco Capítulo V Final

Desbocado por la lujuria que le generaba el saberse dominador, Baco sostenía el brillante metal que apuntaba a la garganta de Remo. Indefenso, rendido ante lo inevitable, éste disfrutaba la cercanía del final. Un final que lo librase de las presiones que lo obligaban a luchar y lo empujara a la gloria de entregarse mansamente a su rival. Esta pasividad absoluta, este disfrute de la víctima por su propia dominación enfurecía a Baco aún más. Su ego se llenaba de rivales fuertes con ganas de vivir y de luchar por sus pensamientos. Esta sumisión inesperada le robaba su sed instintiva y lo reducía a la lógica de la razón.
Abrazado a la locura, intentó en vano una y otra vez que el resto de hombre que quedaba en el suelo se resistiera a su tortura. Cansado y a punto de perder su rabia inicial, levantó la espada y la clavó hondamente en el corazón de Remo.
Súbitamente, Baco sintió un fuerte dolor en el pecho que no le dejaba respirar.
El mismo ardor que crecía en Remo irrumpía también en su cuerpo como en una misma persona.Miró en los ojos negros de su oponente y se vio a sí mismo en una sufrida mirada que reconocía detrás de toda la lujuria que lo maquillaba habitualmente. Una mueca de angustia alcanzó su rostro al reconocer que no podía matar a una parte de sí mismo sin matar a la otra. Sus ojos, sumisos como nunca antes, se cerraron en compañía de su eterno enemigo.

La Condena de Caín

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