lunes, 24 de agosto de 2009

Caso Cromagnon

Los problemas estructurales tienen la mala costumbre de estallar como crisis agudas, donde lo urgente supera lo importante. En el caso Cromagnon urgió la necesidad de que el sistema judicial encuentre contados culpables a quienes condenar con varios años de cárcel para acallar el sistemático reclamo de un sector de la sociedad, en su mayoría indignada por un acto siniestro del cual conoce poco y nada (siempre y cuando se mantenga en la portada de los más grandes medios de comunicación).
La principal característica que debían tener estos culpables era la de carecer de una base social fuerte que los defienda. Así fue como se eligió sobre quiénes recaer una fuerte condena, librando de culpa a su vez, a quienes contaban con determinado apoyo, sea éste político o social (en algunos casos siendo excluidos de la causa desde el comienzo de la misma).
Con este análisis no se critican las sentencias en sí, sino las verdaderas razones por las que fueron impuestas.
El fallo en particular puede ser discutido desde los valores morales socialmente instaurados o desde resquicios legales en el que sólo abogados y jueces pueden ahondar con comodidad. Sin embargo, parecería ser que el resultado final, en este caso, no está dado por ninguno de estos dos criterios sino por la búsqueda de demonizar a ciertos acusados en particular para que carguen con la culpa del caso y así saciar la reaccionaria necesidad de los medios de tener una personificación de la responsabilidad total del hecho y no tener que dar serias explicaciones a ningún sector social que se vea afectado.
Mientras tanto, las soluciones estructurales de base para el ámbito de la seguridad y la cultura, la necesidad de generar espacios seguros para la expresión artística, la discusión profunda coyuntural sobre las características de los espectáculos masivos, fueron siendo olvidadas.
Ciento noventa y cuatro muertes y el trastorno de tantas otras vidas, son manipuladas día a día junto con la opinión pública, persiguiendo intereses sensacionalistas de acuerdo a cada momento, enarbolando la bandera con la que sofocan todo posible análisis: lo urgente siempre supera lo importante.

La Condena de Caín

2 comentarios:

Santiago dijo...

Excelente, coincido. Es muy difícil reconocer como sociedad que las formas de manejarse en la mayoría de los ámbitos son inaceptables, que el sistema está marchito. Es más fácil hacer de Cromagnon un asesinato masivo y colgar a los "culpables".

Muy bueno el blog también, saludos.

Anónimo dijo...

intersante vision
saludos.
aguante la condena