viernes, 2 de mayo de 2008

Siempre es nuestro tiempo

Espíritus libres, nostalgias carceleras, proyectos inconclusos… Llenamos las calles de esta esperanza continua con ideas, deseos, intenciones; todo tipo de abstracciones de una realidad lejana a los pensamientos de su propia idealización.
Solos, casi muertos en vida, sin un espejo inmediato, sin la ayuda de sus pares, ahí van, sin rumbo, los hombres sin tiempo. Vagan por este todo, por esta gran metrópoli donde los ideales se ven condenados a esperar que la cola del banco nos permita hacer un trámite.
Ahí van… sólo van… no se detienen, no se miran, no se cuestionan; navegan en la superficial lucha contra lo cotidiano, lo burdo, lo aparente, simplemente van.
La caprichosa y “objetiva” jerarquización de hechos, con la que los medios de comunicación arman el collage que hace de marco para todas nuestras casi-acciones, no es más que eso, una peligrosa elección de cómo ver la realidad. Y en este tiempo de hombres sin tiempo fácilmente suele convertirse de una manera de ver el mundo en la única: una sedante visión de que tal vez ya sea demasiado tarde. Una visión tan persuasiva que logra bloquear el camino del deseo genuino (el que no se sacia momentaneamente en la siguiente vidriera). Una visión que parece ignorar que nada merece sobrevivir como un condescendiente homenaje a su propia inercia.

1 comentario:

Lu, Lean & Dardo. dijo...

Muy buena sintesis de lo que la sociedad insita al hombre de la metropolis. Tambien tocan un tema que me interesa mucho, el daño que hace la costumbre al hombre. "Sin dejar un memo
Olvidas todo lo que habias planeado
para toda una vida que nunca tendras" Dejo este aporte personal que quizas podria pertenecer al texto anterior. Me quito el sombrero ante una propuesta interesante. Saludos a La Condena.
Sigan rockeando.
Leandro